Dos días de naufragio en balsa, navegabamos en velero, pero rompimos el palo mayor en una tormenta, devino la filtración, y
luego de una serie interminable de hechos desafortunados, quede como
el único sobreviviente o al menos eso supongo, los demás no
llegaron a subirse a la balsa. Voy sin rumbo, sólo cuento con el
kit de supervivencia, el teléfono satelital se extravió en las
profundidades, y las bengalas ya las utilicé.
Soy
una muerte lenta a la deriva, nunca imaginé una situación así,
aunque siempre me pregunté que es lo que pasaría por la cabeza de
alguien que sabe que va a fallecer en poco tiempo.
Sino me
rescatan pronto sufriré la muerte consecuencia de una lenta e interminable agonia.
Mi
piel esta seca por el sol y la sal, mis labios lacerados, no cuento
con ninguna forma de distracción, únicamente pienso en morir, siento
que estos dos días duraron casi tanto como el resto de mi vida.
Tengo 42 años, pero gracias a estas últimas 48 horas siento que
viví 84.
¿Entienden
lo que es vivir con esta intensidad cada uno de los segundos de los
minutos de las horas de cada uno de este par de días?
Sesenta
por sesenta por veinticuatro por dos, no quiero hacer la cuenta pero
me parece que es un número bastante elevado.
Todas
las situaciones han pasado por mi mente en este tiempo, imagine ser
inducido por un OVNI en el medio de la noche. Recordé ese libro que
leí de pequeño “AMI” o algo así, en el que el niño se hacía
amigo de un extraterrestre.
La
falta de distracción es insoportable, hace un rato, que pueden haber
sido 10 minutos, o cinco horas, no estoy muy seguro, vi pasar frente
a mi un albatros, me dio un poco de esperanza, ya que supuse
que la tierra estaba cerca, pero el muy turro vino a morirse a las
profundidades oceánicas
¿Los
albatros mueren en lo profundo? ¿Existen albatros en estas zonas del
mundo? ¿Se realmente como es una albatros? Bueno tal vez haya sido
solo mi imaginación. El sol pega muy fuerte y eso me está
confundiendo.
A
falta de otra cosa me la he pasado pensando, hice una línea de
tiempo de mi vida, primero año por año, después mes por mes, hasta
intente hacer semana a semana de mis últimos años, ustedes no se
imaginan lo que uno puede recordar cuando no hay absolutamente nada
que hacer. De todos modos mi cabeza está tan mareada que no se si
lo que recuerdo es realidad o ficción.
Algunas
de mis memorias presiento que son recuerdos de películas o libros.
Es muy
frustrante, aveces me parece divisar un buque, pero inmediatamente
desconfió de mis ojos.
¿Por
qué habré emprendido este viaje? Nunca había navegado, pero unos
amigos insistieron en hacer la travesía, salimos del puerto de
Buenos Aires hacia el norte, pasamos Punta del Este, y ahí no se que
ocurrió, pero aparentemente nos alejamos más de lo deseado de la
costa, y sobrevino la tormenta.
Aquí
estoy, el más inexperto de la tripulación en el medio del océano,
intentando remar con las manos, pero no funciona,
no tengo casi ningún conocimiento del arte de la navegación.
Por
momentos me doy cuenta de la subjetividad del tiempo ¿me explico?
Siento que los segundos son horas, cuando me duermo una ola sacude la
balsa y vuelvo a despertar.
Aparentemente Poseidon quiere que viva mi última hora con los ojos bien abiertos.
Aparentemente Poseidon quiere que viva mi última hora con los ojos bien abiertos.
Prefería
la idea de morir de viejo en una cama y completamente inconsciente de
mi estado.
Una
muerte consciente y lenta es una tortura en si misma y esa tortura no
tiene otro final que la muerte.
Mis
esperanzas fueron decreciendo pero después de estar la cantidad
segundos equivalente a sesenta por sesenta por veinticuatro por dos,
aquí, mis esperanzas se desvanecieron, mi único anhelo es ser
tragado por un tiburón o por una ballena, una muerte bien hollywoodense.
Ni
siquiera tengo el coraje de suicidarme, esta tortura es el peor
autoflajelo, es vivir sabiendo el final, el final impostergable,
sufriendo su llegada y sufriendo su demora, su lentitud, su
determinación.
Aquí
estoy, ya no puedo ni llorar por miedo a deshidratarme ¿Para qué
quiero estar hidratado si igual he de morir? Maldita enseñanza
aquella que dice “la esperanza es lo último que se pierde”, si
la hubiera perdido antes me hubiera quitado la vida y terminado este sufrimiento, pero no, esa misera posibilidad, es nimia esperanza es la que
me mantiene a flote tanto literal como figurativamente.
¿Esto
es vivir a flote? ¿Este sufrimiento merece llamarse vida?
Que
bello es el océano, pero cuando estas adentro es un monstruo gigante
que te marea con su vaivén incansable.
Ya me
hice toda esa clase de preguntas sin mayor sentido que autoflajelarme
al estilo de ¿Por qué vine hasta aquí? ¿Por qué acepte hacer el
viaje? Todos cuestionamientos que tienen utilidad únicamente si se
cuenta con una maquina de tiempo.
Si
salgo con vida de aquí seguramente un montón de idiotas me quiera
contratar para que de charlas de motivación en empresas y que les
explique como salvarse del peor momento. Una estupidez total, si
tengo que ser franco debería decirle a todos aquellos idiotas que quieran escuchar mis aventuras que lo único que me mantuvo con
vida durante el calvario fue mi falta de coraje para quitarme la
vida.
¿Cuál
es el valor de eso? ¿Qué motivación puedo generar?
Así y
todo el mundo esta lleno de ese tipo de personas. Bueno prometo
decir que nunca hay que perder las esperanzas, así si algún
imbécil esta en una situación similar sufre la misma agonía que
estoy sufriendo yo, con la única convicción de la esperanza.
O
mejor aún le leeré estos párrafos y se convencerán que
nunca hay que bajar los brazos, ni aún cuando no tengas el coraje de
quitarte la vida.
El
mundo necesita escuchar que se puede ¿Qué es lo que se puede? Mi
vida depende de que alguno de esos idiotas, que creen que se puede
salvar el mundo con optimismo, se cruce por mi camino, mi vida
depende del azar, de la posibilidad de ganar la lotería de
la historia, de un avión que atraviese el cielo, vislumbre
el reflejo de mi balsa, y de aviso a las autoridades marítimas más
cercanas, que dicho sea de paso no se ni cuales son.
Realmente
ahora cobra sentido aquella frase “mi vida pende de un hilo”, mi
vida esta librada a la suerte.
¿A
qué aferrarme?
¿Pensar
en la persona que amo? ¿En qué no la voy a volver a ver? Según mis
cálculos, y siempre y cuando no me insole, ahogue a causa de una
tormenta o sea devorado por un ser de las profundidades, tengo
alimentos y bebidas para sobrevivir una semana a la deriva, si el
viento es favorable me dirigirá hacia la costa, sino lo es, quien
sabe, tal vez termine en algún punto entre África y América, una
muerte oceánica tercermundista.
Me
gustaría emitir un mensaje de esperanza para la posteridad, pero en
realidad ese mensaje sería para mi mismo, que ya no tengo ningún
tipo de esperanza.
Las
horas son años, los días eternidades, siete días más así y
moriré de viejo, no de naufrago.
¿Y si
es todo un mal sueño? ¿Si me quede dormido en el jacuzzi?
Me
gustaría empezar a alucinar y perder completamente la razón,
empezar a conversar con imagines creadas por mi mente, pero ni
siquiera tengo el bálsamo de la locura, morir con los ojos bien
abiertos, morir a cuenta gota.
Desesperación,
lenta desesperación.
M.A.
29/11/2015.
No hay comentarios:
Publicar un comentario