viernes, 27 de noviembre de 2015

En busca del pantano.

Durante mi infancia veranee en la costa, una pequeña población rodeada de bosques y médanos, cuando llegabamos con mi familia empezaba a oler a libertad, largas caminatas por la playa, ocultarnos en los tamariscos, escapar de la gran Ciudad y convertirnos en “salvajes”, hacer vida de campo, cambiar las paredes del departamento por los muros de una casa abandonada en la que jugábamos con amigos, atrapar topos mientras escarbaban sus madrigueras, ir de pesca, aprender a manejar, todo era un plan maravilloso.
A mi hermano y a mi nos encantaba era ir en busca del pantano. Mi viejo nos había contado que trás los interminables médanos había arenas movedizas, y desde que tengo recuerdos, cada año ibamos en su busqueda.
Un día nos dijo que quien sabía la ubicación exacta del pantano, era el anciano que paraba en la puerta de la verdulería. Ese tipo había vivido toda su vida en el pueblo, lo conocía como la palma de la mano. Una tarde en vez de ir a la playa o al arroyo fuimos a la verdulería. Allí nos atendió Jaime, y nos dijo que el viejo estaba muy mal, había enfermado, pero que le encantaría que lo visitemos, estaría gustoso de contarnos todo lo que queramos, y además agregó que tengamos cuidado porque era un poco fabulero.
Como no teníamos nada que hacer, fuimos.
Llegamos a la casa de Ismael, quedaba a unas cuadras de la verdulería, era un rancho casi destruido, vivía solo, la puerta estaba abierta y cuando pasamos el umbral sentimos un olor a humedad que nos tumbaba, aplaudimos para que Ismael se entere de nuestra presencia, y una voz firme contestó:
  • ¿Quién anda ahí?
  • Ismael, somos Pablo y Juan, nos mando Jaime de la verdulería.
  • Ustedes son los hijos del pelado ¿no es cierto?
  • Así es.
  • Bueno pasen, no se van a quedar ahí parados todo el día, yo estoy postrado en la cama.
La habitación se encontraba en completo desorden, el viejo estaba tapado con dos frazadas, era verano, afuera no corría una gota de viento y la temperatura era de 30°, pero Ismael no estaba bien.
  • ¿Qué los trae por aquí?
  • No queríamos molestarlo Ismael, pero nuestro padre nos dijo que Ud. Sabe donde esta el pantano.
  • ¿El pantano?
  • Si si, el pantano señor, queremos conocerlo. Dijo mi hermano.
  • Ustedes no pueden llegar hasta ese lugar, esta reservado para los baqueanos.
  • Ismael, hace mucho tiempo que venimos a veranear a este pueblo, somos casi baqueanos.
  • Jajajaja, ustedes ni siquiera saben el significado de esa palabra.
  • Bueno jefe, no queríamos molestarlo, así que nos vamos.
  • No no, pongan la pava y hagan mate, voy a ver si son capaces de llegar al pantano.
Le trajimos el mate, empezó a cebar y me lo pasó, rechace el convite, mi hermano lo aceptó gustoso, cuando agarró el porongo, lo mire indicándole que lo deje, el viejo estaba enfermo, podía contagiarnos. Ismael se percató de mi seña, y dijo:
  • No te digo yo, ustedes son baqueanos y les da asco tomar de mi mate, lo que yo sufro no es contagioso, así que no tengan miedo.
Mi hermano me lanzó una mirada burlona y le pegó una chupada a la bombilla.
  • A ver ¿por qué quieren conocer el pantano? ¿Qué creen que pueden encontrar allí?
  • Desde chicos que queremos ir.
  • Ustedes aún son chicos.
  • Si si, pero aún más de pequeños queríamos ir también.
  • Nos intriga saber como es un pantano. Agregó Juan.
  • Exacto, vivimos en una gran Ciudad en la que todas las calles son de pavimento, y no nos imaginamos que puede haber en un pantano.
  • ¿Y cómo piensan llegar?
  • Mi padre nos puede llevar en el Jeep.
  • Para llegar al pantano hay que ir caminando o a caballo, en vehículo no se puede.
  • ¿Por qué no se puede?
  • Porque no es de baqueano, al pantano sólo llegan los baqueanos, ya se los dije.
  • Esta bien, iremos caminando entonces ¿cuán lejos queda?
  • Hay que caminar mucho, yo los veo medio debiluchos a Uds.
  • Confié en nosotros Ismael, tenemos muchas ganas, y con ganas nadie nos para.

Así estuvimos un buen rato, el viejo nos explicó que debía descubrir si podía confiar en nosotros, y advertirnos de todos los peligros antes de decirnos como llegar.
Después de horas de charla nos pidió que vayamos al día siguiente para seguir con la plática.
A partir de ese momento, pasamos todas las tardes con Ismael hasta el fin de las vacaciones, las charlas no iban solamente de temas vinculados con el pantano, sino con la historia del pueblo, con las cosas que debía hacer alguien del campo, sobre como reaccionar ante el ataque de un puma, en que posición debíamos armar la carpa, como debíamos hidratarnos, el viejo sabia de todo, o lo inventaba, aún así lo escuchábamos con atención. Aprendimos a tomar mate amargo, le llevavamos churros, le encantaban. Por momentos disfrutábamos más las historias de Ismael que la playa, los médanos, el mar, y todas las demás actividades.
El último día nos explicó el camino hasta el pantano, nos dijo que no se podía llegar en un solo día, quedaba muy lejos, tendríamos que caminar recto por detrás del médano verde, acampar cuando caiga la noche, hacer un fuego, y esperar a que salga el sol, al día siguiente debíamos caminar en dirección contraria al amanecer, habría que cruzar dos alambrados, con el primer no habría inconveniente alguno, pero debíamos tener cuidado con el segundo, ya que el campo era de un chacarero casca rabias, y podía dispararnos si nos veía. Sabía que era nuestro último día, nos dijo que esperáramos hasta el año siguiente, y nos prometió que nos haría un mapa para llegar al sitio.

Frustrados volvimos a Buenos Aires, todo el año esperamos ansiosos a que llegue enero, queríamos charlar nuevamente con Ismael, que nos terminara de dar las indicaciones necesarias para llegar.
Nos costó mucho trabajo convencer a nuestros padres que nos permitieran hacer la excursión. Una ardua negociación, afortunadamente terminó en diciembre, cuando dieron el visto bueno, con la única condición que nos acompañe nuestro primo Nicolás, quien era algo mayor que nosotros, aceptamos el trato encantados.
Durante el año habíamos preparado el equipo de campamento, la carpa, la división de las mochilas, las cosas que debíamos llevar para comer, todo planificado.
Después de pasar año nuevo en Buenos Aires, partimos hacia la costa, un nuevo mes de aventuras nos esperaba, anhelábamos ese viaje más que ningún otro, por fin conoceríamos el pantano, sabríamos que se siente cuando se está frente a arenas movedizas.
Conocíamos historias, ciertas o no, de personas a las que se había tragado, y luego las escupía, ya que al pudrirse los cuerpos se llenaban de gas y salían a la superficie. Esperábamos ver cadáveres, la película se había dibujado en nuestras mentes. En un momento hasta pensamos que si Ismael estaba bien, nos podría acompañar.
Lo incluimos a Nicolás también en el proyecto, pero no se comprometió mucho con la causa, no nos importaba, con nuestro entusiasmo bastaba para hacer cualquier viaje.
Llegamos al pueblo, y lo primero que hicimos fue ir a la verdulería, Jaime, nos contó que Ismael había fallecido en febrero, pero nos había dejado un mapa con la ubicación del pantano, y además había pedido como disposición de última voluntad que tiremos sus cenizas en las arenas movedizas.
Nos contó que el viejo había estado solo por mucho tiempo, y que en sus últimos días se lo había visto feliz.
Ese fue nuestro primer contacto con la muerte, aún vivían todos nuestros abuelos y tíos, no teníamos una noción real del viaje definitivo de una persona. Con Ismael nos habíamos encariñado y él con nosotros, se contacto con nuestro plan de citadinos en busca de aventuras.
Lloramos juntos, no entendíamos lo sucedido, creo que hasta en un momento nos sentimos defraudados por Ismael, se había muerto antes de tiempo. Pospusimos la salida uno días, ya que debíamos recomponernos del golpe.
El 13 de enero emprendimos el primer viaje hacia el pantano.
Nuestro padre nos llevo en Jeep hasta donde pudo llegar detrás del médano verde, ya que más allá la vegetación impedía que el vehículo siguiera, y a partir de ahí a caminar.
Era todo un desafío, teníamos 11, 12 y 13 años, y estábamos solos en el medio de la nada, buscando un pantano, era la situación más arriesgada que habíamos vivido, sentíamos que podíamos con todo, caminamos hacia el norte como indicaba el mapa, por la mañana pateamos y pateamos, al mediodía paramos debajo de unos árboles, y almorzamos las frutas que traiamos con nosotros, tomamos un poco de agua, y descansamos un rato.
Con mi primo tuvimos una discusión porque el decía que debíamos ir hacia la derecha, y yo que el mapa indicaba que debíamos seguir en la misma dirección. Al final con el voto de mi hermano, que era el más pequeño, nos decidimos por mi opción.
Pasamos el primer alambrado, llegamos antes de lo que suponíamos, ese punto era el que Ismael había marcado para que acampemos.
Armamos la carpa, mi hermano se encargó de juntar la leña, y cocinamos arroz y atún para cenar, prendimos la fogata, y Nicolás empezó a leer una revista sobre fantasmas que había llevado.
No fue la mejor decisión, a la segunda historia que leyó escuchamos un ruido detrás nuestro, una vaca que andaba por ahí se había parado, y gritamos de miedo.
La noche era espectacular, un cielo completamente despejado, veíamos toda la vialactea ante nosotros, era un manto blanco que nos cubría.
Pero las historias de fantasmas encendieron una mecha en los tres, estábamos absolutamente cagados, al rato de estar frente a la fogata, las sombras que provocaba el mismo fuego nos asustaron, no era para menos, encima llevábamos las cenizas de Ismael con nosotros, hasta ese momento ni lo pensábamos, en cuanto lo comentamos fue de mal en peor, creo que imaginamos que el viejo se nos iba a aparecer en el medio de la noche.
Nos metimos en la carpa, nos abrazamos hasta quedar dormidos, a la mañana siguiente nos despertó el sol con su calor, y el miedo había pasado. Pero también descubrimos que mi hermano se había meado encima, así que estábamos los tres completamente orinados.
Afortunadamente cerca de la carpa había un bebedero de vacas, nos lavamos un poco ahí. No se que era peor, el agua con la que nos lavamos o el mismo orín
De todas formas seguimos el viaje, caminamos durante horas a pleno rayo de sol, pasamos el segundo alambrado, a partir de allí debíamos tener mucho cuidado, entramos con sigilo, pero no ocurrió nada, al atardecer llegamos al punto indicado en el mapa por Ismael, pero no había nada, ni el pantano, ni los arboles ni cosa que se le parezca.
Comenzamos una discusión, que terminó con algunos empujones, caminamos para un lado, para el otro, pero el pantano no aparecía
Otro año más sin encontrarlo.
Estuvimos casi hasta el anochecer, y decidimos volver a armar la carpa.
Cuando entramos en ella sentimos el bao de la meada de mi hermano, resultaba insoportable, había estado todo el día concentrándose, y cuando la abrimos explotó.
Pusimos las bolsas de dormir afuera y nos acostamos a la intemperie. Nos contamos chistes e historias hasta quedarnos dormidos junto al fuego.
Pasaron años de ese momento, pero todavía tengo presente absolutamente todo, el perfume de la noche, la luz de las estrellas, el sonidos de los animales, las historias que nos contamos, todo como si hubiese sucedido ayer.
Fue uno de esos momentos mágicos e inolvidables.
Al mañana siguiente emprendimos el regreso, decidimos tirar las cenizas de Ismael en ese lugar, no habíamos encontrado el pantano, pero estábamos parados justo en el punto indicado por Ismael. Así que cada uno dijo unas palabras de despedida, y el polvo del viejo se disperso con el viento.
De regreso, acampamos en el mismo sitio de la primer noche, y al día siguiente llegamos nuevamente al pueblo.
Le contamos la experiencia a nuestros padres, y nos preguntaron si estábamos frustrados por no haber encontrado el pantano, la verdad que no lo estábamos, habíamos pasado unos días maravillosos, y creo que en ese momento dejamos la niñez, este viaje fue una conversión en nuestras vidas, ingresamos a otra etapa.
El pantano se convirtió en una constante en nuestras vidas, cada año volvíamos a buscarlo, de hecho ya mayores la hemos repetido varias veces, nunca supe si el pantano realmente existe, y no deseo saberlo, a fin de cuentas lo único realmente importante es hacer el viaje, la búsqueda, los destinos son sólo circunstancias.
M.A. 27/11/2015.

martes, 24 de noviembre de 2015

¿Por qué compre una biblia?

      Regrese de trabajar extenuado, hace meses que vengo con problemas laborales, demasiada presión sobre mis espaldas, siento angustia y ansiedad.
     Las responsabilidades han excedido mi límite de tolerancia. Si lo tuviera que graficar con una imagen diría que me encuentro en una cápsula de vidrio, en una sintonía distinta a la de los demás. Por las noches es lo más tremendo, la oscuridad nubla la visión, todos duermen, y empiezo a caer en callejones sin salida. Claro que la salida siempre existe, pero la negrura me impide verla.
      Por momentos deseo tomarme un ansiolítico y dormir unas ocho horas corridas, hace meses que no duermo tanto. Deje de fumar marihuana, lo hacía a menudo, pero estoy tan nervioso que me da temor pitar y que mi cabeza se vuele por completo. Escribir me calma, es una descarga que baja la ansiedad.
      Así que aquí estoy, recién llegado de mis tareas laborales, las que fueron interminables en el día de hoy, sumamente cansado, pero se que si me acuesto no pego un ojo, una situación de mierda, igual aún es temprano, así que puedo escribir un poco más antes de intentar dormir, me gustaría tomarme un whisky, pero de adolescente me agarre una borrachera tremenda y quede asqueado.
      Fue en la fiesta en lo de un compañero de la secundaria, empecé con un vaso, luego otro, hasta que empine la botella por completo, fue mi primer curda, y tengo recuerdos patentes de ciertas partes, e ignorancia absoluta de otras.
     Según me contaron termine en una bañadera llena de agua y hielo, porque no reaccionaba, a la mañana siguiente me levante sin entender absolutamente nada de lo sucedido, y mi cabeza daba vueltas en la habitación. Baje la escalera, y me esperaba un platos de ravioles a la boloñesa espectaculares. Ni bien sentí el aroma llegaron con las arcadas, y luego me encerré en el baño por una hora con la cabeza enterrada en el inodoro.
      Nunca volví a tener una borrachera a ese nivel, y nunca más probé el whisky, eso es lo que más lamento, el rito de tomar whisky me resulta genial, el vaso, el ruido del whisky derramándose en los hielos, beberlo de sorbos, disfrutando cada instante, es algo mágico, pero no lo puedo ni siquiera oler.
      Así que ni porro ni whisky por el momento, una copa de vino no vendría mal.

      Listo, acabo de descorchar un malbec, puede suplantar perfectamente al whisky.
      Ayer me paso algo muy loco, compre una biblia, soy ateo, pero sin embargo sentí el impulso.
     Había llegado de trabajar, casi en el mismo estado en el que lo hice hoy, y en la puerta de mi hogar, me detuvo un tipo alto, pelo negro ensortijado, piel blanca pálida, parecía que no tenía sangre corriendo en sus venas, y con una voz suave y buena dicción, me preguntó:
  • Señor ¿sabe qué esta por llegar el fin del mundo?
  • ¿Y qué música hacen? ¿Tiene entradas?
  • No, no, entendió mal, el fin del mundo, el acabose, el apocalipsis.
  • Ahhh y ¿Cómo es eso?
  • Bueno usted sabe, vendrán el demonio, junto con los jinetes, Dios y sus ángeles, y se llevará a cabo el juicio final. ¿De qué lado piensa estar?
  • Soy abogado, así que no me molestaría defender al acusado ¿Qué le están imputando?
  • Mire me parece que sigue sin entender, Ud. Será juzgado por sus acciones, y podrá estar del lado del bien o del mal.
  • Estoy teniendo muchos problemas ultimamente, y ahora me dice que alguien habrá de juzgarme ¿De qué acciones habla?
  • A lo largo de toda su vida habrá hecho cosas buenas y malas, las buenas las debe llevar con orgullo, y arrepentirse de las malas.
  • Mire no se si Ud. sabe, pero existe un instituto en derecho que se llama “prescripción”, significa la pérdida o adquisición de un derecho por el paso del tiempo, calculo que muchas de las cosas malas que he hecho, y que obviamente existen, se encuentran prescriptas.
     En ese momento me miro con cara de desconcierto, no sabía si le estaba tomando el pelo o le hablaba en serio.
  • A los ojos de Dios nada prescribe, el tiempo no existe para Dios, Él es eterno.
  • Ud. me esta diciendo que Dios vendrá a imponerme un castigo por lo que hice cuando era adolescente.
  • Exacto, siempre y cuando no se haya arrepentido.
  • Y ¿cómo hago eso?
  • Pues convenciéndose.
  • ¿Qué se viene el apocalipsis? O ¿Qué estoy arrepentido?
  • De ambas cosas.
  • Y ¿Cuando sería este juicio? ¿Tengo tiempo de preparar mi defensa?
  • Ya es hora.
  • Son las siete, al menos deme 30 minutos para hacer un resumen de los hechos.
  • No importa cuanto tiempo falte, ya le dije que para Dios el tiempo no existe, lo único que importa es que Ud. este arrepentido.
  • Bueno lo estoy, o eso creo. 
      A esta altura de la conversación, después de haber lidiado todo el día con la ejecución de un contrato leonino, esta charla me resultaba frugal, me parecía interesante la idea de defenderme de todas mis acciones en un único juicio, ahorrariamos mucho tiempo.
  • Para estar convencido Ud. tiene que rezar mucho, y estudiar esta biblia, es lo único que lo puede salvar.
  • Soy ateo, no rezo.
  • De eso tendrá que arrepentirse.
  • ¿Es un pecado?
  • Claro, desconocer a Dios es el peor de los pecados.
  • Y ¿Cuál es el castigo por ese pecado?
  • Bueno el único que lo sabe es Dios.
  • Dios es el que desconoce la existencia del tiempo ¿no es cierto?
  • No la desconoce, solamente que para Él el tiempo no resulta ser una limitación.
  • Ahhh entiendo.
  • ¿Entiende?
  • Eso creo, y ¿Qué lo trajo por aquí?
  • El deseo de salvarlo.
  • Que afortunado que me siento, bueno inicialmente, tendríamos que lograr que la Cámara de Apelaciones revoque las sentencia de primera instancia en el juicio “Perez C/ Romero”, coincidirá conmigo que es una sentencia muy injusta.
  • La única sentencia que importa es la que dicte Dios, en el final de los tiempos.
  • ¿Cómo es eso del final de los tiempos? No era que el tiempo no resultaba ser una limitación.
  • Creo, francamente que Ud. es un caso perdido.
  • No me diga eso, no tuve un buen día, a ver deme la biblia.
  • Son cincuenta pesos.
  • Pensé que venía a salvarme.
  • Todo tiene un precio.
  • Tiene razón, tome, gracias, espero verlo pronto.
  • Adiós.
  • No, a Ud. 

    Nuevamente me miró con cara de desconcierto y se marchó.
         Aún hoy no entiendo por qué compre la biblia, si para sacarme al tipo de encima o porque creí que realmente me serviría de algo leer algún pasaje, que podría encontrar mi salvación en ella, no hablo de la salvación en el apocalipsis, hablo de la salvación mundana, de vivir mejor.
       Entré a mi casa, tomé una ducha, comí algo, abrí una botella de malbec, y justo antes de acostarme me acordé de la biblia.
M.A. 24/11/2015.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Cuando hay duda no hay duda.

martes, 17 de noviembre de 2015

¿Mal viaje?

Día uno:
16.00 hs: 
Llegue a Tena, la ceja de selva amazónica de Ecuador.
Es una experiencia completamente nueva, la ciudad esta en el llano, calurosa, húmeda, en el ambiente hay un aroma particular. Camine un poco, pase por el mercado, siempre visito mercados en las ciudades, me gusta ver las frutas, comidas, y chucherías que venden. Luego fui a unas agencias de turismo amazónico “visitar la selva”, “reviva los ritos culturales”, “deportes acuáticos”, y demás espejitos de colores para los turistas que vienen de las grandes urbes.
En Buenos Aires habito en un complejo de dos torres, cada una de 34 pisos con siete departamentos por piso, de uno, dos y tres ambientes, algunos pisos tienen menos departamentos, pero a cuentas rápidas, cada torre tiene 200 viviendas, todo esto en menos de una manzana. Soy el candidato especial para que adquirir un talismán de goma en la selva.
Amo viajar, y para ser sincero salgo de la media del típico turista, sin llegar a ser un trotamundo, podría decir que soy un viajero amateur, me gusta esa palabra, viajero.
En fin, y volviendo al relato, aquí estoy, buscando a quien comprarle un viaje por la selva. Me interesaría hacer algo más profundo que una visita guiada desde un barquito.
Me comentaron de una agencia Quichua, cuya idea de viaje es que te hospedes directamente en las comunidades. Quiero probar Ayahuasca, esa poción alucinógena, esa conexión con las energías de las cosas, y entre los atractivos de esta agencia promocionan esa opción, supongo que optaré por ellos, ya que sería lo más auténtico que podría llegar a realizar.
En el hotel, hay dos grupos de tres chicas argentinas, a uno de esos grupos lo conocí en Baños, un lugar entre las montañas y la selva relativamente cercano a Tena, mucho más pintoresco que este sitio.
El otro grupo, lo conocí aquí, y ellas ya contrataron en esa agencia quichua, seguramente me sume a ese viaje.
Toda mi estadía en Ecuador se tiño de un gran descubrimiento personal, una búsqueda que aún no tengo clara, hasta podría decir que hay algo espiritual o religioso, en todo esto.
En Baños descubrí una diferencia fundamental entre los Alemanes o más bien la mayoría de los Europeos, y los Latinos. Salí con una alemana en un paseo por las montañas con bicicletas alquiladas. Nos recomendaron que vayamos hasta donde lleguemos, y que no nos preocupemos por la vuelta, que sería en mayor parte de subida, ya que en el camino podíamos hacer dedo a los camiones o camionetas para que nos devuelvan al pueblo.
Aparentemente la alemana no entendió del todo la recomendación, ya que pensó que el regreso sería a través de un servicio de línea.
Se asombró cuando empecé a hacer dedo, y le explique que no existía ningún medio de transporte oficial para emprender el regreso.
Creo que a partir de ese momento entendí porque la cultura latinoamericana esta profundamente ligada a la idea católica de un Salvador.
Nosotros constentemente estamos esperando que alguien nos salve, un caudillo, un cura, un líder, un futbolista, una estrella, siempre esperamos ese héroe que se meta en medio del incendio y rescate al gatito, no digo que en los momentos de urgencia ellos, los europeos, actúen distinto, sólo que en general están más organizados, el “sistema” funciona.
No les hace falta creer en el Dios Salvador, al que le confiamos toda nuestra fe en ausencia de toda otra organización que nos ampare.
Ellos confían en que si el tren parte a las 10, a las 10 partirá, nosotros por lo general nunca sabemos. Necesitamos un milagro para llegar a horario, necesitamos el camionero que nos levante en el medio de la montaña, porque ningún transporte llega hasta ahí, dejamos librados muchos factores a la improvisación, como dice la canción “lo atamos con alambre”.
Creo que me fui un poco por las ramas, la cuestión es que aquí estoy en la habitación del hotel, a punto de dirigirme a la agencia de turismo “autóctono” y que propone como plan, convivir una semana en dos tribus quichuas, como idea me parece interesante, un viajero profesional seguramente hubiera contactado con los Quichuas, e ingresado por su cuenta a la selva, pero como ya les dije, soy un viajero amateur.

23.50hs:
Recién regreso de cenar, ya tengo organizada mi salida a la selva, me sume al viaje de las chicas que están parando en el hotel. Primero iremos a la tribu más precaria, según me anticiparon, y luego a algo más civilizado, me prometieron iniciarme en el ayahuasca y anticiparon algunas explicaciones acerca de los alimentos y bebidas que debería consumir como preparación al “viaje”, y aclaraciones sobre el tipo de ritual. Mañana comenzará mi aventura.

Día dos:
08.00 hs.
Nos subimos a una camioneta tipo pan lactal, nos lleva Julio, el chofer de la “no historia”, en 20 minutos de viaje contó cinco historias en las que no sucedieron cosas, ahora esta comentando algo sobre el petróleo, y como su extracción esta perjudicando la zona. Y antes criticó a los cazadores furtivos que lamentablemente están eliminando especies, que junto con la búsqueda de miseras porciones de oro en el río Napo, destruyen familias, el hombre no para de hablar un momento.

15.00 hs.
Llegamos a la primer comunidad, “Rio Blanco”, el viaje fue agotador, de la combi nos pasamos a un jeep, para adentrarnos en la selva, luego una canoa para cruzar el Napo, y después otro jeep, el camino de tierra esta destruido, el paisaje es espectacular y fundamentalmente exótico, nos recibió Diego, y nos explicó como estaba distribuida la tribu, realmente la imagen del lugar distaba bastante de lo que uno puede imaginarse de una tribu indígena. Es un rancherio de 5 o 6 casas, y un gran galpón, nos dijo que justamente ese fin de semana sería la reunión anual y asistirian unos 370 comunos para discutir sus cuestiones, algo así como una reunión de consorcio. Podríamos presenciar la cita, pero de todos modos no entenderíamos mucho porque hablarían en kichwa, aún así será un espectáculo digno de presenciar.
Acabó de dejar mi equipaje en unos pequeños bungalows, donde yo ocuparé una habitación y las chicas otra. Diego nos citó para que dentro de media hora nos reunamos en una especie de quincho cerca de las habitaciones. Iremos a hacer el reconocimiento del lugar.

23.50 hs.
Anduvimos de aquí para allá, viendo monos, serpientes, insectos, arañas, jugando con una boa en nuestros hombros, los quichuas se sentían encantados de recibirnos, se notaba la necesidad de comunicarse con los forasteros.
Nos contaron que en lo profundo de la selva aún había tribus no civilizadas, caníbales, que viven en una especie de reserva inaccesible para el común de la gente. Recordando de donde provengo, la gran capital del sur hispano hablante, pensar que hay gente que tuvo una evolución paralela a la del mundo occidental en pleno corazón de América, tan cerca de mi hogar, es una locura. ¿En qué se habrán diferenciado nuestras evoluciones? Se encuentran vírgenes de la “globalización”, de los medios de comunicación, de conocimientos culturales e históricos del mundo “civilizado”, encima son caníbales, viéndolo de ese modo se asemejan más a los animales, pero realmente ¿es así? O saben algo que nosotros no sabemos, bueno de hecho eso es evidente, pero me pregunto ¿se habrán desarrollado de una forma más sana que la nuestra? desconociendo nuestros principios morales, ¿cuáles son sus principios morales? ¿Qué noción del amor tienen? ¿cómo toman las decisiones sociales? ¿De qué manera desarrollaron sus comunidades? ¿tienen moneda de cambio?
¿Por qué motivo el mundo se desarrolló de esta forma? ¿Por qué ganó el más fuerte? ¿Por qué nos mintieron diciendo que “la ley de la selva” había desaparecido, cuando en realidad es la que domina el propio desarrollo del mundo a través de la victoria del más “apto”?
A través de su subsistencia estos indígenas, no “civilizados”, nos muestran dos cosas, por un lado que ellos si viven la ley de la selva, y por el otro que son los más aptos para el medio que habitan.
Pero yendo un paso más adelante, queda demostrado que evolucionaron de forma distinta a la que el general del mundo lo ha hecho y evidentemente fracasado a causa de las profundas desigualdades.
¿No podemos intentar aunque sea analizar cuáles de las evoluciones y principios morales de estas tribus puede ser insertadas al mundo “civilizado”? Ellos no están contaminados con nuestros prejuicios históricos, morales, sociales y culturales, son un mundo que se ha desarrollado paralelamente.
Resulta obvio que la ley de la selva nos lleva al fracaso de la mayoría, porque desde sus principios tiende a la subsistencia del más fuerte, y cuando este gana queda sólo.
El día me ha movilizado demasiado, escucho los sonidos de la selva, son sonidos de insectos en HD, tienen un volumen asombroso, a medida que cae la noche se incrementan, si cierro los ojos me siento en en un concierto junglar.
Permaneceré un rato más aquí fuera antes de dormir, me gustaría una cerveza, sin embargo conocer lugares así lleva sus sacrificios.
Mañana por la mañana nos recogerá Diego, haremos una caminata por la selva, hasta unas viejas ruinas Quichuas, y luego volveremos por el río, o algo así.

Día tres:
7.30 hs.
Arriba, la temperatura no es agotadora, molesta un poco la humedad, pero no es desmedida. Dentro de mi dieta para la experiencia con ayahuasca no puedo tomar café, soy bastante fundamentalista del negro brebaje, pero al igual que la cerveza esto también es un sacrificio, así que encararé el día a base de frutas tropicales. En breve llegará Diego, e iremos a caminar, me entusiasma la idea, creo que la selva es el objeto principal de este viaje por Ecuador.

18.00 hs.
A medida que nos adentrábamos en la jungla la vegetación se hacia más densa, nos costaba hacernos camino, llegamos a las ruinas y no tenían nada de especial, se sumo otro guía, Enrique, quien además es aprendiz de shaman, me explicó algunas cosas del viaje de ayahuasca, aparentemente resulta bastante difícil tener un buen inicio con el alucinógeno, los quichuas lo toman fundamentalmente como una experiencia religiosa, una forma de comunicarse con alguien más, yo estoy abierto para sentir lo que ellos sienten, así que dejaré mi ateísmo de lado, y me preparare para unirme con los espíritus de la selva.
También me informó que probaría la bebida junto al shaman principal de la comunidad, Fabio, que es quien me guiaría en el viaje. Tengo mucha intriga y algo de temor, hay muchas posibilidades que la experiencia no resulte buena, y perdería la oportunidad de probar algo así en este especial ambiente.

Día cuatro
Algún momento de la madrugada:
No se muy bien que hora es, recién puedo moverme en la cama. Por tres horas estuve recostado mirando el techo, imposibilitado de realizar cualquier movimiento, si lo hacía la habitación giraba conmigo.
La experiencia con el ayahuasca no fue para nada buena, por momentos no sabia si vomitar, orinar o cagar, creo que hice las tres cosas juntas.
Después de la cena llegó Fabio, como me habían prometido, me explicó que es lo que sucedería, y me dio un té para preparar el estómago. Según su experiencia, los efectos iniciales tendrían que ver con los sonidos, luego se modificaría profundamente mi percepción del tiempo y el espacio, y si todo iba bien, se encendería una televisión en mi cabeza y obtendría mi visión, que podría ser algo de mi vida pasada o futura. Luego debería interpretarla.
Me senté frente a Fabio, quien me acercó un pequeño cuenco con el ayahuasca ya procesado, un liquido viscoso y blanco, parecido a la leche condensada, de sabor profundamente amargo, luego del trago me lave la boca con el té intentando cambiar ese horrible gusto, por fortuna no vomite instantáneamente, pero sería cuestión de tiempo.
Luego de la ingesta, Fabio se colocó a mis espaldas, estábamos sentados en unas tablas a pocos metros de un arrollo, el escenario era especial para la ocasión.
Las chicas argentinas veían el espectáculo, ninguna de ellas se animó a probar, así que yo me convertí en el conejillo de indias, si la cosa iba bien capaz que alguna lo intentaba.
Fabio comenzó a cantar unos mantras detrás de mi, mientras limpiaba mi aura con unas ramitas, al principio me producía una sensación muy agradable.
A los 15 minutos hicimos una nueva ingesta, el shaman también tomó conmigo, el sabor no había mejorado. Continúo con los mantras y las caricias con las ramas, que comenzaron a darme un cierto mareo. Intenté apoyar la mano en el piso, pero no pude dar con el, la molificación de la percepción del espacio había comenzado, tenía una sensación similar a la borrachera, pero con lucidez mental, intente pararme sin éxito, tuvo que ayudarme Diego, tenía ganas de vomitar, nos alejamos unos pasos, me quise aferrar a un árbol pero fue imposible, erraba en todos los intentos, nuevamente necesite la ayuda de Diego.
Vomite intensamente, luego de un rato pude sentarme, estaba absolutamente mareado, pero mis pensamientos continuaban siendo lúcidos y coherentes.
Fabio ya me había agotado con sus mantras, y el malestar era general, además no soportaba las ganas de cagar, resistí unos minutos más, pero luego pedí que me llevaran al baño.
El trayecto que me separaba de las habitaciones no era largo, unos 30 metros, pero nunca sufrí tanto una caminata nocturna, mi cuerpo se movía como si estuviese total y absolutamente alcoholizado, sin embargo a nivel mental seguía sobrio, era una sensación rarisima, sentí que habían insertado mi cabeza en el cuerpo de otra persona, del que no tenía dominio. Obviamente fue vital el auxilio de Diego hasta el propio baño, y desde allí, por pudor, me maneje solo.
Estaba sentado en el inodoro, con la cabeza en el lavamanos, y los fluidos emanaban de mi cuerpo por todos los orificios y en todas las direcciones, una sensación horrible, intente abrir la ducha para mojar mi nuca, y me caí redondo sobre el piso, unos 10 minutos demore en pararme.
Al rato se acercó Diego para preguntarme como estaba, le pedí que se despida y agradezca a Fabio por mi, yo no volvería a salir de la habitación.
Habré estado una hora en el baño, cuando sentí haber descargado todo, me acosté. Intente girar sobre un costado y el mundo comenzó a dar vueltas, gire sobre el otro y fue peor, la única posición en la que podía permanecer era boca arriba, así quede hasta recién, cuando sentí que magicamente el efecto se había retirado.
En un momento, mientras permanecía boca arriba, un murciélago golpeó en el mosquitero de la cama, pero ni siquiera intente moverme.
Ahora ya siento que paso todo, pero no tengo energías para pararme. Mientras estaba en ese estado expectante lo único que me reconfortaba era pensar en mis seres queridos, imaginar sus rostros, que me hablaban, me contaban cosas, me cuidaban.
Deseaba recostarme en el pasto con mi novia, acariciarle el rostro, acomodarle el pelo, darle un beso en la mejilla, necesitaba un abrazo de ella en ese momento, pero estaba a miles de kilómetros de distancia, y resultaba complicado comunicarme desde ese remoto lugar. Mañana con la luz del sol, todo tomará claridad, y dejaré de sufrir este mal trago.

13.00 Hs.
Pasaron cinco horas desde que desperté, el viaje en Jeep y lancha hasta la nueva comunidad fue un calvario.
Cuando cruzamos el río nos recibió Abel, el cacique de Sinchi Warmi, que quiere decir algo así como “Mujer Fuerte”, inicialmente tuvimos que esperar dos horas al nuevo transporte, mientras tanto mi cabeza giraba, estaba de mal humor y me sentía pesimamente, aún quedaban resabios de la mala noche, del mal viaje. Aproveche para tirarme en una piedra y descansar un poco más. después del reposo me sentía esplendido, aún estoy sorprendido por el cambio.
Mi relación con Abel no comenzó del todo bien, tuvimos una discusión por los distintos problemas en el trayecto y la espera, pero en cuanto llego el transporte, le comenté acerca de mi noche, y pudo entender perfectamente, además él tenía otra preocupación, estaba intentando consolar a las niñas porque las había picado un bicho, y estaban a punto de fallecer, no se como esperaban salir de la selva sin una picadura.
Como les decía, no tuve una buena experiencia, no hubo alucinaciones, no tuve una visión, no me compenetre con la selva, no vi los sonidos ante mis ojos, solo recuerdo el mareo, los vómitos, las ganas de cagar y mear, la imposibilidad de moverme en la cama. Ahora estoy espléndido, si bien no tuve una visión concreta, creo que ahora tengo la cabeza más clara, y realmente me siento bien, como hace mucho tiempo no me sentía.
Me queda más de la mitad del viaje por Ecuador, y creo que a fin de cuentas sí tuve una visión, haberme sentido tan mal anoche en la selva, y refugiarme en los recuerdos me “salvo” de todo malestar, de un modo tan simple y práctico, esa fue mi revelación.

Día nueve:
Ya pasaron dos días desde que deje la selva, los cinco días que permanecí en Sinchi Warmi, fueron asombrosos, pude explorar más la jungla, me hice amigo de Abel, viví como un Quichua más, me levantaba con ellos, hacía sus tareas, y ellos estaban muy predispuestos a enseñarme sus costumbres.
La segunda comunidad se encontraba un poco más aggiornada al mundo actual, las diferencias entre mi estilo de vida y la de ellos claramente existían, pero no resultaban tan grandes como con los integrantes de la otra.
Los días siguientes fueron asombrosos, me sentí maravillosamente, el Shaman de Sinchi Warmi, me explicó que el ayahuasca tiene vida propia cuando ingresa al organismo, y que ella eligió limpiarme, purificarme, y que justamente esa limpieza fue mi visión, conectarme con mis sentimientos, recuerdos y que estos me salven de una mala noche, y vaya a saber de que otra cosa más.
Sigo el viaje, sigo aprendiendo, sigo viviendo, sigo disfrutando, sigo creciendo, sigo, sigo, sigo.
M.A. 17/11/2015.

domingo, 15 de noviembre de 2015


jueves, 12 de noviembre de 2015

Deseo

Deseo acostarme en el pasto, abrazarte y descansar,
Comunicarnos a través de una mirada consoladora,
Sonreír, que una brisa nos envuelva,
Deseo besarte, acariciarte las mejillas y perdonarnos,
Mientras las lágrimas salan nuestras heridas,
un paréntesis se abre en esta demencial locura,
MA 12-11-2015.