Día
uno:
16.00
hs:
Llegue a Tena, la ceja de selva amazónica de Ecuador.
Llegue a Tena, la ceja de selva amazónica de Ecuador.
Es una experiencia
completamente nueva, la ciudad esta en el llano, calurosa, húmeda,
en el ambiente hay un aroma particular. Camine un poco, pase por el
mercado, siempre visito mercados en las ciudades, me gusta ver las
frutas, comidas, y chucherías que venden. Luego fui a unas agencias
de turismo amazónico “visitar la selva”, “reviva los ritos
culturales”, “deportes acuáticos”, y demás espejitos de
colores para los turistas que vienen de las grandes urbes.
En
Buenos Aires habito en un complejo de dos torres, cada una de 34
pisos con siete departamentos por piso, de uno, dos y tres ambientes,
algunos pisos tienen menos departamentos, pero a cuentas rápidas,
cada torre tiene 200 viviendas, todo esto en menos de una manzana.
Soy el candidato especial para que adquirir un talismán de goma en
la selva.
Amo viajar, y para ser sincero
salgo de la media del típico turista, sin llegar a ser un
trotamundo, podría decir que soy un viajero amateur, me gusta esa
palabra, viajero.
En fin, y volviendo al relato,
aquí estoy, buscando a quien comprarle un viaje por la selva. Me
interesaría hacer algo más profundo que una visita guiada desde un
barquito.
Me comentaron de una agencia
Quichua, cuya idea de viaje es que te hospedes directamente en las
comunidades. Quiero probar Ayahuasca, esa poción alucinógena, esa
conexión con las energías de las cosas, y entre los atractivos de
esta agencia promocionan esa opción, supongo que optaré por ellos,
ya que sería lo más auténtico que podría llegar a realizar.
En el hotel, hay dos grupos de
tres chicas argentinas, a uno de esos grupos lo conocí en Baños, un lugar entre las montañas y la selva relativamente
cercano a Tena, mucho más pintoresco que este sitio.
El
otro grupo, lo conocí aquí, y ellas ya contrataron en esa agencia
quichua, seguramente me sume a ese viaje.
Toda mi estadía en Ecuador se
tiño de un gran descubrimiento personal, una búsqueda que aún no
tengo clara, hasta podría decir que hay algo espiritual o religioso,
en todo esto.
En
Baños descubrí una diferencia fundamental entre los Alemanes o más
bien la mayoría de los Europeos, y los Latinos. Salí con una
alemana en un paseo por las montañas con bicicletas alquiladas. Nos
recomendaron que vayamos hasta donde lleguemos, y que no nos
preocupemos por la vuelta, que sería en mayor parte de subida, ya
que en el camino podíamos hacer dedo a los camiones o camionetas
para que nos devuelvan al pueblo.
Aparentemente
la alemana no entendió del todo la recomendación, ya que pensó que
el regreso sería a través de un servicio de línea.
Se
asombró cuando empecé a hacer dedo, y le explique que no existía
ningún medio de transporte oficial para emprender el regreso.
Creo que a partir de ese
momento entendí porque la cultura latinoamericana esta profundamente
ligada a la idea católica de un Salvador.
Nosotros constentemente
estamos esperando que alguien nos salve, un caudillo, un cura, un
líder, un futbolista, una estrella, siempre esperamos ese héroe que
se meta en medio del incendio y rescate al gatito, no digo que en los
momentos de urgencia ellos, los europeos, actúen distinto, sólo que
en general están más organizados, el “sistema” funciona.
No les hace falta creer en el
Dios Salvador, al que le confiamos toda nuestra fe en ausencia de
toda otra organización que nos ampare.
Ellos
confían en que si el tren parte a las 10, a las 10 partirá,
nosotros por lo general nunca sabemos. Necesitamos un milagro para
llegar a horario, necesitamos el camionero que nos levante en el
medio de la montaña, porque ningún transporte llega hasta ahí,
dejamos librados muchos factores a la improvisación, como dice la
canción “lo atamos con alambre”.
Creo que me fui un poco por
las ramas, la cuestión es que aquí estoy en la habitación del
hotel, a punto de dirigirme a la agencia de turismo “autóctono”
y que propone como plan, convivir una semana en dos tribus quichuas,
como idea me parece interesante, un viajero profesional seguramente
hubiera contactado con los Quichuas, e ingresado por su cuenta a la
selva, pero como ya les dije, soy un viajero amateur.
23.50hs:
Recién regreso de cenar, ya
tengo organizada mi salida a la selva, me sume al viaje de las chicas
que están parando en el hotel. Primero iremos a la tribu más
precaria, según me anticiparon, y luego a algo más civilizado, me
prometieron iniciarme en el ayahuasca y anticiparon algunas
explicaciones acerca de los alimentos y bebidas que debería consumir
como preparación al “viaje”, y aclaraciones sobre el tipo de
ritual. Mañana comenzará mi aventura.
Día dos:
08.00
hs.
Nos subimos a una camioneta
tipo pan lactal, nos lleva Julio, el chofer de la “no historia”,
en 20 minutos de viaje contó cinco historias en las que no
sucedieron cosas, ahora esta comentando algo sobre el petróleo, y
como su extracción esta perjudicando la zona. Y antes criticó a los
cazadores furtivos que lamentablemente están eliminando especies,
que junto con la búsqueda de miseras porciones de oro en el río
Napo, destruyen familias, el hombre no para de hablar un
momento.
15.00
hs.
Llegamos a la primer
comunidad, “Rio Blanco”, el viaje fue agotador, de la combi nos
pasamos a un jeep, para adentrarnos en la selva, luego una canoa para
cruzar el Napo, y después otro jeep, el camino de tierra esta
destruido, el paisaje es espectacular y fundamentalmente exótico,
nos recibió Diego, y nos explicó como estaba distribuida la tribu,
realmente la imagen del lugar distaba bastante de lo que uno puede
imaginarse de una tribu indígena. Es un rancherio de 5 o 6 casas, y
un gran galpón, nos dijo que justamente ese fin de semana sería la
reunión anual y asistirian unos 370 comunos para discutir sus
cuestiones, algo así como una reunión de consorcio. Podríamos
presenciar la cita, pero de todos modos no entenderíamos mucho
porque hablarían en kichwa, aún así será un espectáculo
digno de presenciar.
Acabó de dejar mi equipaje en
unos pequeños bungalows, donde yo ocuparé una habitación y las
chicas otra. Diego nos citó para que dentro de media hora nos
reunamos en una especie de quincho cerca de las habitaciones. Iremos
a hacer el reconocimiento del lugar.
23.50 hs.
Anduvimos
de aquí para allá, viendo monos, serpientes, insectos, arañas,
jugando con una boa en nuestros hombros, los quichuas se sentían
encantados de recibirnos, se notaba la necesidad de comunicarse
con los forasteros.
Nos contaron que en lo
profundo de la selva aún había tribus no civilizadas, caníbales,
que viven en una especie de reserva inaccesible para el común de la
gente. Recordando de donde provengo, la gran capital del sur hispano
hablante, pensar que hay gente que tuvo una evolución paralela a la
del mundo occidental en pleno corazón de América, tan cerca de mi
hogar, es una locura. ¿En qué se habrán diferenciado nuestras
evoluciones? Se encuentran vírgenes de la “globalización”, de
los medios de comunicación, de conocimientos culturales e históricos
del mundo “civilizado”, encima son caníbales, viéndolo de ese
modo se asemejan más a los animales, pero realmente ¿es así? O
saben algo que nosotros no sabemos, bueno de hecho eso es evidente,
pero me pregunto ¿se habrán desarrollado de una forma más sana que
la nuestra? desconociendo nuestros principios morales, ¿cuáles son
sus principios morales? ¿Qué noción del amor tienen? ¿cómo toman
las decisiones sociales? ¿De qué manera desarrollaron sus
comunidades? ¿tienen moneda de cambio?
¿Por
qué motivo el mundo se desarrolló de esta forma? ¿Por qué ganó el
más fuerte? ¿Por qué nos mintieron diciendo que “la ley de la
selva” había desaparecido, cuando en realidad es la que domina el
propio desarrollo del mundo a través de la victoria del más “apto”?
A través de su subsistencia
estos indígenas, no “civilizados”, nos muestran dos cosas, por
un lado que ellos si viven la ley de la selva, y por el otro que son
los más aptos para el medio que habitan.
Pero yendo un paso más
adelante, queda demostrado que evolucionaron de forma distinta a la
que el general del mundo lo ha hecho y evidentemente fracasado a
causa de las profundas desigualdades.
¿No podemos intentar aunque
sea analizar cuáles de las evoluciones y principios morales de estas
tribus puede ser insertadas al mundo “civilizado”? Ellos no están
contaminados con nuestros prejuicios históricos, morales, sociales y
culturales, son un mundo que se ha desarrollado paralelamente.
Resulta obvio que la ley de la
selva nos lleva al fracaso de la mayoría, porque desde sus
principios tiende a la subsistencia del más fuerte, y cuando este
gana queda sólo.
El día me ha movilizado
demasiado, escucho los sonidos de la selva, son sonidos de insectos
en HD, tienen un volumen asombroso, a medida que cae la noche se
incrementan, si cierro los ojos me siento en en un concierto
junglar.
Permaneceré un rato más aquí fuera antes de dormir, me gustaría una cerveza, sin embargo conocer lugares así lleva
sus sacrificios.
Mañana
por la mañana nos recogerá Diego, haremos una caminata por la
selva, hasta unas viejas ruinas Quichuas, y luego volveremos por el
río, o algo así.
Día
tres:
Arriba, la temperatura no es
agotadora, molesta un poco la humedad, pero no es desmedida. Dentro
de mi dieta para la experiencia con ayahuasca no puedo tomar café,
soy bastante fundamentalista del negro brebaje, pero al igual que la
cerveza esto también es un sacrificio, así que encararé el día a
base de frutas tropicales. En breve llegará Diego, e iremos a
caminar, me entusiasma la idea, creo que la selva es el objeto
principal de este viaje por Ecuador.
18.00
hs.
A medida que nos adentrábamos
en la jungla la vegetación se hacia más densa, nos costaba
hacernos camino, llegamos a las ruinas y no tenían nada de
especial, se sumo otro guía, Enrique, quien además es aprendiz de
shaman, me explicó algunas cosas del viaje de ayahuasca,
aparentemente resulta bastante difícil tener un buen inicio con el
alucinógeno, los quichuas lo toman fundamentalmente como una
experiencia religiosa, una forma de comunicarse con alguien más, yo
estoy abierto para sentir lo que ellos sienten, así que dejaré mi
ateísmo de lado, y me preparare para unirme con los espíritus de la
selva.
También me informó que
probaría la bebida junto al shaman principal de la comunidad, Fabio,
que es quien me guiaría en el viaje. Tengo mucha intriga y algo de
temor, hay muchas posibilidades que la experiencia no resulte buena,
y perdería la oportunidad de probar algo así en este especial
ambiente.
Día
cuatro
Algún
momento de la madrugada:
No
se muy bien que hora es, recién puedo moverme en la cama. Por tres
horas estuve recostado mirando el techo, imposibilitado de realizar cualquier movimiento,
si lo hacía la habitación giraba conmigo.
La experiencia con el
ayahuasca no fue para nada buena, por momentos no sabia si vomitar,
orinar o cagar, creo que hice las tres cosas juntas.
Después de la cena llegó
Fabio, como me habían prometido, me explicó que es lo que
sucedería, y me dio un té para preparar el estómago. Según su
experiencia, los efectos iniciales tendrían que ver con los sonidos,
luego se modificaría profundamente mi percepción del tiempo y el
espacio, y si todo iba bien, se encendería una televisión en mi
cabeza y obtendría mi visión, que podría ser algo de mi vida
pasada o futura. Luego debería interpretarla.
Me senté frente a Fabio,
quien me acercó un pequeño cuenco con el ayahuasca ya procesado, un
liquido viscoso y blanco, parecido a la leche condensada, de sabor
profundamente amargo, luego del trago me lave la boca con el té
intentando cambiar ese horrible gusto, por fortuna no vomite
instantáneamente, pero sería cuestión de tiempo.
Luego de la ingesta, Fabio se
colocó a mis espaldas, estábamos sentados en unas tablas a pocos
metros de un arrollo, el escenario era especial para la ocasión.
Las
chicas argentinas veían el espectáculo, ninguna de ellas se animó
a probar, así que yo me convertí en el conejillo de indias, si la
cosa iba bien capaz que alguna lo intentaba.
Fabio comenzó a cantar unos
mantras detrás de mi, mientras limpiaba mi aura con unas ramitas, al
principio me producía una sensación muy agradable.
A los 15 minutos hicimos una
nueva ingesta, el shaman también tomó conmigo, el sabor no había
mejorado. Continúo con los mantras y las caricias con las ramas,
que comenzaron a darme un cierto mareo. Intenté apoyar la mano en el
piso, pero no pude dar con el, la molificación de la percepción del
espacio había comenzado, tenía una sensación similar a la
borrachera, pero con lucidez mental, intente pararme sin éxito, tuvo
que ayudarme Diego, tenía ganas de vomitar, nos alejamos unos pasos,
me quise aferrar a un árbol pero fue imposible, erraba en todos los
intentos, nuevamente necesite la ayuda de Diego.
Vomite
intensamente, luego de un rato pude sentarme, estaba
absolutamente mareado, pero mis pensamientos continuaban siendo
lúcidos y coherentes.
Fabio ya me había agotado con
sus mantras, y el malestar era general, además no soportaba las
ganas de cagar, resistí unos minutos más, pero luego pedí que me
llevaran al baño.
El trayecto que me separaba de
las habitaciones no era largo, unos 30 metros, pero nunca sufrí
tanto una caminata nocturna, mi cuerpo se movía como si estuviese
total y absolutamente alcoholizado, sin embargo a nivel mental seguía
sobrio, era una sensación rarisima, sentí que habían insertado mi
cabeza en el cuerpo de otra persona, del que no tenía dominio.
Obviamente fue vital el auxilio de Diego hasta el propio baño, y
desde allí, por pudor, me maneje solo.
Estaba
sentado en el inodoro, con la cabeza en el lavamanos, y los fluidos
emanaban de mi cuerpo por todos los orificios y en todas las
direcciones, una sensación horrible, intente abrir la ducha para
mojar mi nuca, y me caí redondo sobre el piso, unos 10 minutos
demore en pararme.
Al rato se acercó Diego para
preguntarme como estaba, le pedí que se despida y agradezca a Fabio
por mi, yo no volvería a salir de la habitación.
Habré estado una hora en el
baño, cuando sentí haber descargado todo, me acosté. Intente girar
sobre un costado y el mundo comenzó a dar vueltas, gire sobre el
otro y fue peor, la única posición en la que podía permanecer era
boca arriba, así quede hasta recién, cuando sentí que magicamente
el efecto se había retirado.
En
un momento, mientras permanecía boca arriba, un murciélago golpeó
en el mosquitero de la cama, pero ni siquiera intente moverme.
Ahora ya siento que paso todo,
pero no tengo energías para pararme. Mientras estaba en ese estado
expectante lo único que me reconfortaba era pensar en mis seres
queridos, imaginar sus rostros, que me hablaban, me contaban cosas,
me cuidaban.
Deseaba recostarme en el pasto
con mi novia, acariciarle el rostro, acomodarle el pelo, darle un
beso en la mejilla, necesitaba un abrazo de ella en ese momento, pero
estaba a miles de kilómetros de distancia, y resultaba complicado
comunicarme desde ese remoto lugar. Mañana con la luz del sol, todo
tomará claridad, y dejaré de sufrir este mal trago.
13.00
Hs.
Pasaron cinco horas desde que
desperté, el viaje en Jeep y lancha hasta la nueva comunidad fue un
calvario.
Cuando cruzamos el río nos
recibió Abel, el cacique de Sinchi Warmi, que quiere decir algo así
como “Mujer Fuerte”, inicialmente tuvimos que esperar dos horas
al nuevo transporte, mientras tanto mi cabeza giraba, estaba de mal
humor y me sentía pesimamente, aún quedaban resabios de la mala
noche, del mal viaje. Aproveche para tirarme en una piedra y
descansar un poco más. después del reposo me sentía esplendido,
aún estoy sorprendido por el cambio.
Mi relación con Abel no
comenzó del todo bien, tuvimos una discusión por los distintos
problemas en el trayecto y la espera, pero en cuanto llego el
transporte, le comenté acerca de mi noche, y pudo entender
perfectamente, además él tenía otra preocupación, estaba
intentando consolar a las niñas porque las había picado un bicho, y
estaban a punto de fallecer, no se como esperaban salir de la selva
sin una picadura.
Como
les decía, no tuve una buena experiencia, no hubo alucinaciones, no
tuve una visión, no me compenetre con la selva, no vi los sonidos
ante mis ojos, solo recuerdo el mareo, los vómitos, las ganas de
cagar y mear, la imposibilidad de moverme en la cama. Ahora estoy
espléndido, si bien no tuve una visión concreta, creo que ahora
tengo la cabeza más clara, y realmente me siento bien, como hace
mucho tiempo no me sentía.
Me
queda más de la mitad del viaje por Ecuador, y creo que a fin de
cuentas sí tuve una visión, haberme sentido tan mal anoche en la
selva, y refugiarme en los recuerdos me “salvo” de todo malestar,
de un modo tan simple y práctico, esa fue mi revelación.
Día
nueve:
Ya pasaron dos días desde que
deje la selva, los cinco días que permanecí en Sinchi Warmi, fueron
asombrosos, pude explorar más la jungla, me hice
amigo de Abel, viví como un Quichua más, me levantaba con ellos,
hacía sus tareas, y ellos estaban muy predispuestos a enseñarme sus
costumbres.
La segunda comunidad se
encontraba un poco más aggiornada al mundo actual, las diferencias
entre mi estilo de vida y la de ellos claramente existían, pero no
resultaban tan grandes como con los integrantes de la otra.
Los días siguientes fueron
asombrosos, me sentí maravillosamente, el Shaman de Sinchi Warmi, me
explicó que el ayahuasca tiene vida propia cuando ingresa al
organismo, y que ella eligió limpiarme, purificarme, y que
justamente esa limpieza fue mi visión, conectarme con mis
sentimientos, recuerdos y que estos me salven de una mala noche, y
vaya a saber de que otra cosa más.
Sigo
el viaje, sigo aprendiendo, sigo viviendo, sigo disfrutando, sigo
creciendo, sigo, sigo, sigo.
M.A.
17/11/2015.
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