martes, 17 de noviembre de 2015

¿Mal viaje?

Día uno:
16.00 hs: 
Llegue a Tena, la ceja de selva amazónica de Ecuador.
Es una experiencia completamente nueva, la ciudad esta en el llano, calurosa, húmeda, en el ambiente hay un aroma particular. Camine un poco, pase por el mercado, siempre visito mercados en las ciudades, me gusta ver las frutas, comidas, y chucherías que venden. Luego fui a unas agencias de turismo amazónico “visitar la selva”, “reviva los ritos culturales”, “deportes acuáticos”, y demás espejitos de colores para los turistas que vienen de las grandes urbes.
En Buenos Aires habito en un complejo de dos torres, cada una de 34 pisos con siete departamentos por piso, de uno, dos y tres ambientes, algunos pisos tienen menos departamentos, pero a cuentas rápidas, cada torre tiene 200 viviendas, todo esto en menos de una manzana. Soy el candidato especial para que adquirir un talismán de goma en la selva.
Amo viajar, y para ser sincero salgo de la media del típico turista, sin llegar a ser un trotamundo, podría decir que soy un viajero amateur, me gusta esa palabra, viajero.
En fin, y volviendo al relato, aquí estoy, buscando a quien comprarle un viaje por la selva. Me interesaría hacer algo más profundo que una visita guiada desde un barquito.
Me comentaron de una agencia Quichua, cuya idea de viaje es que te hospedes directamente en las comunidades. Quiero probar Ayahuasca, esa poción alucinógena, esa conexión con las energías de las cosas, y entre los atractivos de esta agencia promocionan esa opción, supongo que optaré por ellos, ya que sería lo más auténtico que podría llegar a realizar.
En el hotel, hay dos grupos de tres chicas argentinas, a uno de esos grupos lo conocí en Baños, un lugar entre las montañas y la selva relativamente cercano a Tena, mucho más pintoresco que este sitio.
El otro grupo, lo conocí aquí, y ellas ya contrataron en esa agencia quichua, seguramente me sume a ese viaje.
Toda mi estadía en Ecuador se tiño de un gran descubrimiento personal, una búsqueda que aún no tengo clara, hasta podría decir que hay algo espiritual o religioso, en todo esto.
En Baños descubrí una diferencia fundamental entre los Alemanes o más bien la mayoría de los Europeos, y los Latinos. Salí con una alemana en un paseo por las montañas con bicicletas alquiladas. Nos recomendaron que vayamos hasta donde lleguemos, y que no nos preocupemos por la vuelta, que sería en mayor parte de subida, ya que en el camino podíamos hacer dedo a los camiones o camionetas para que nos devuelvan al pueblo.
Aparentemente la alemana no entendió del todo la recomendación, ya que pensó que el regreso sería a través de un servicio de línea.
Se asombró cuando empecé a hacer dedo, y le explique que no existía ningún medio de transporte oficial para emprender el regreso.
Creo que a partir de ese momento entendí porque la cultura latinoamericana esta profundamente ligada a la idea católica de un Salvador.
Nosotros constentemente estamos esperando que alguien nos salve, un caudillo, un cura, un líder, un futbolista, una estrella, siempre esperamos ese héroe que se meta en medio del incendio y rescate al gatito, no digo que en los momentos de urgencia ellos, los europeos, actúen distinto, sólo que en general están más organizados, el “sistema” funciona.
No les hace falta creer en el Dios Salvador, al que le confiamos toda nuestra fe en ausencia de toda otra organización que nos ampare.
Ellos confían en que si el tren parte a las 10, a las 10 partirá, nosotros por lo general nunca sabemos. Necesitamos un milagro para llegar a horario, necesitamos el camionero que nos levante en el medio de la montaña, porque ningún transporte llega hasta ahí, dejamos librados muchos factores a la improvisación, como dice la canción “lo atamos con alambre”.
Creo que me fui un poco por las ramas, la cuestión es que aquí estoy en la habitación del hotel, a punto de dirigirme a la agencia de turismo “autóctono” y que propone como plan, convivir una semana en dos tribus quichuas, como idea me parece interesante, un viajero profesional seguramente hubiera contactado con los Quichuas, e ingresado por su cuenta a la selva, pero como ya les dije, soy un viajero amateur.

23.50hs:
Recién regreso de cenar, ya tengo organizada mi salida a la selva, me sume al viaje de las chicas que están parando en el hotel. Primero iremos a la tribu más precaria, según me anticiparon, y luego a algo más civilizado, me prometieron iniciarme en el ayahuasca y anticiparon algunas explicaciones acerca de los alimentos y bebidas que debería consumir como preparación al “viaje”, y aclaraciones sobre el tipo de ritual. Mañana comenzará mi aventura.

Día dos:
08.00 hs.
Nos subimos a una camioneta tipo pan lactal, nos lleva Julio, el chofer de la “no historia”, en 20 minutos de viaje contó cinco historias en las que no sucedieron cosas, ahora esta comentando algo sobre el petróleo, y como su extracción esta perjudicando la zona. Y antes criticó a los cazadores furtivos que lamentablemente están eliminando especies, que junto con la búsqueda de miseras porciones de oro en el río Napo, destruyen familias, el hombre no para de hablar un momento.

15.00 hs.
Llegamos a la primer comunidad, “Rio Blanco”, el viaje fue agotador, de la combi nos pasamos a un jeep, para adentrarnos en la selva, luego una canoa para cruzar el Napo, y después otro jeep, el camino de tierra esta destruido, el paisaje es espectacular y fundamentalmente exótico, nos recibió Diego, y nos explicó como estaba distribuida la tribu, realmente la imagen del lugar distaba bastante de lo que uno puede imaginarse de una tribu indígena. Es un rancherio de 5 o 6 casas, y un gran galpón, nos dijo que justamente ese fin de semana sería la reunión anual y asistirian unos 370 comunos para discutir sus cuestiones, algo así como una reunión de consorcio. Podríamos presenciar la cita, pero de todos modos no entenderíamos mucho porque hablarían en kichwa, aún así será un espectáculo digno de presenciar.
Acabó de dejar mi equipaje en unos pequeños bungalows, donde yo ocuparé una habitación y las chicas otra. Diego nos citó para que dentro de media hora nos reunamos en una especie de quincho cerca de las habitaciones. Iremos a hacer el reconocimiento del lugar.

23.50 hs.
Anduvimos de aquí para allá, viendo monos, serpientes, insectos, arañas, jugando con una boa en nuestros hombros, los quichuas se sentían encantados de recibirnos, se notaba la necesidad de comunicarse con los forasteros.
Nos contaron que en lo profundo de la selva aún había tribus no civilizadas, caníbales, que viven en una especie de reserva inaccesible para el común de la gente. Recordando de donde provengo, la gran capital del sur hispano hablante, pensar que hay gente que tuvo una evolución paralela a la del mundo occidental en pleno corazón de América, tan cerca de mi hogar, es una locura. ¿En qué se habrán diferenciado nuestras evoluciones? Se encuentran vírgenes de la “globalización”, de los medios de comunicación, de conocimientos culturales e históricos del mundo “civilizado”, encima son caníbales, viéndolo de ese modo se asemejan más a los animales, pero realmente ¿es así? O saben algo que nosotros no sabemos, bueno de hecho eso es evidente, pero me pregunto ¿se habrán desarrollado de una forma más sana que la nuestra? desconociendo nuestros principios morales, ¿cuáles son sus principios morales? ¿Qué noción del amor tienen? ¿cómo toman las decisiones sociales? ¿De qué manera desarrollaron sus comunidades? ¿tienen moneda de cambio?
¿Por qué motivo el mundo se desarrolló de esta forma? ¿Por qué ganó el más fuerte? ¿Por qué nos mintieron diciendo que “la ley de la selva” había desaparecido, cuando en realidad es la que domina el propio desarrollo del mundo a través de la victoria del más “apto”?
A través de su subsistencia estos indígenas, no “civilizados”, nos muestran dos cosas, por un lado que ellos si viven la ley de la selva, y por el otro que son los más aptos para el medio que habitan.
Pero yendo un paso más adelante, queda demostrado que evolucionaron de forma distinta a la que el general del mundo lo ha hecho y evidentemente fracasado a causa de las profundas desigualdades.
¿No podemos intentar aunque sea analizar cuáles de las evoluciones y principios morales de estas tribus puede ser insertadas al mundo “civilizado”? Ellos no están contaminados con nuestros prejuicios históricos, morales, sociales y culturales, son un mundo que se ha desarrollado paralelamente.
Resulta obvio que la ley de la selva nos lleva al fracaso de la mayoría, porque desde sus principios tiende a la subsistencia del más fuerte, y cuando este gana queda sólo.
El día me ha movilizado demasiado, escucho los sonidos de la selva, son sonidos de insectos en HD, tienen un volumen asombroso, a medida que cae la noche se incrementan, si cierro los ojos me siento en en un concierto junglar.
Permaneceré un rato más aquí fuera antes de dormir, me gustaría una cerveza, sin embargo conocer lugares así lleva sus sacrificios.
Mañana por la mañana nos recogerá Diego, haremos una caminata por la selva, hasta unas viejas ruinas Quichuas, y luego volveremos por el río, o algo así.

Día tres:
7.30 hs.
Arriba, la temperatura no es agotadora, molesta un poco la humedad, pero no es desmedida. Dentro de mi dieta para la experiencia con ayahuasca no puedo tomar café, soy bastante fundamentalista del negro brebaje, pero al igual que la cerveza esto también es un sacrificio, así que encararé el día a base de frutas tropicales. En breve llegará Diego, e iremos a caminar, me entusiasma la idea, creo que la selva es el objeto principal de este viaje por Ecuador.

18.00 hs.
A medida que nos adentrábamos en la jungla la vegetación se hacia más densa, nos costaba hacernos camino, llegamos a las ruinas y no tenían nada de especial, se sumo otro guía, Enrique, quien además es aprendiz de shaman, me explicó algunas cosas del viaje de ayahuasca, aparentemente resulta bastante difícil tener un buen inicio con el alucinógeno, los quichuas lo toman fundamentalmente como una experiencia religiosa, una forma de comunicarse con alguien más, yo estoy abierto para sentir lo que ellos sienten, así que dejaré mi ateísmo de lado, y me preparare para unirme con los espíritus de la selva.
También me informó que probaría la bebida junto al shaman principal de la comunidad, Fabio, que es quien me guiaría en el viaje. Tengo mucha intriga y algo de temor, hay muchas posibilidades que la experiencia no resulte buena, y perdería la oportunidad de probar algo así en este especial ambiente.

Día cuatro
Algún momento de la madrugada:
No se muy bien que hora es, recién puedo moverme en la cama. Por tres horas estuve recostado mirando el techo, imposibilitado de realizar cualquier movimiento, si lo hacía la habitación giraba conmigo.
La experiencia con el ayahuasca no fue para nada buena, por momentos no sabia si vomitar, orinar o cagar, creo que hice las tres cosas juntas.
Después de la cena llegó Fabio, como me habían prometido, me explicó que es lo que sucedería, y me dio un té para preparar el estómago. Según su experiencia, los efectos iniciales tendrían que ver con los sonidos, luego se modificaría profundamente mi percepción del tiempo y el espacio, y si todo iba bien, se encendería una televisión en mi cabeza y obtendría mi visión, que podría ser algo de mi vida pasada o futura. Luego debería interpretarla.
Me senté frente a Fabio, quien me acercó un pequeño cuenco con el ayahuasca ya procesado, un liquido viscoso y blanco, parecido a la leche condensada, de sabor profundamente amargo, luego del trago me lave la boca con el té intentando cambiar ese horrible gusto, por fortuna no vomite instantáneamente, pero sería cuestión de tiempo.
Luego de la ingesta, Fabio se colocó a mis espaldas, estábamos sentados en unas tablas a pocos metros de un arrollo, el escenario era especial para la ocasión.
Las chicas argentinas veían el espectáculo, ninguna de ellas se animó a probar, así que yo me convertí en el conejillo de indias, si la cosa iba bien capaz que alguna lo intentaba.
Fabio comenzó a cantar unos mantras detrás de mi, mientras limpiaba mi aura con unas ramitas, al principio me producía una sensación muy agradable.
A los 15 minutos hicimos una nueva ingesta, el shaman también tomó conmigo, el sabor no había mejorado. Continúo con los mantras y las caricias con las ramas, que comenzaron a darme un cierto mareo. Intenté apoyar la mano en el piso, pero no pude dar con el, la molificación de la percepción del espacio había comenzado, tenía una sensación similar a la borrachera, pero con lucidez mental, intente pararme sin éxito, tuvo que ayudarme Diego, tenía ganas de vomitar, nos alejamos unos pasos, me quise aferrar a un árbol pero fue imposible, erraba en todos los intentos, nuevamente necesite la ayuda de Diego.
Vomite intensamente, luego de un rato pude sentarme, estaba absolutamente mareado, pero mis pensamientos continuaban siendo lúcidos y coherentes.
Fabio ya me había agotado con sus mantras, y el malestar era general, además no soportaba las ganas de cagar, resistí unos minutos más, pero luego pedí que me llevaran al baño.
El trayecto que me separaba de las habitaciones no era largo, unos 30 metros, pero nunca sufrí tanto una caminata nocturna, mi cuerpo se movía como si estuviese total y absolutamente alcoholizado, sin embargo a nivel mental seguía sobrio, era una sensación rarisima, sentí que habían insertado mi cabeza en el cuerpo de otra persona, del que no tenía dominio. Obviamente fue vital el auxilio de Diego hasta el propio baño, y desde allí, por pudor, me maneje solo.
Estaba sentado en el inodoro, con la cabeza en el lavamanos, y los fluidos emanaban de mi cuerpo por todos los orificios y en todas las direcciones, una sensación horrible, intente abrir la ducha para mojar mi nuca, y me caí redondo sobre el piso, unos 10 minutos demore en pararme.
Al rato se acercó Diego para preguntarme como estaba, le pedí que se despida y agradezca a Fabio por mi, yo no volvería a salir de la habitación.
Habré estado una hora en el baño, cuando sentí haber descargado todo, me acosté. Intente girar sobre un costado y el mundo comenzó a dar vueltas, gire sobre el otro y fue peor, la única posición en la que podía permanecer era boca arriba, así quede hasta recién, cuando sentí que magicamente el efecto se había retirado.
En un momento, mientras permanecía boca arriba, un murciélago golpeó en el mosquitero de la cama, pero ni siquiera intente moverme.
Ahora ya siento que paso todo, pero no tengo energías para pararme. Mientras estaba en ese estado expectante lo único que me reconfortaba era pensar en mis seres queridos, imaginar sus rostros, que me hablaban, me contaban cosas, me cuidaban.
Deseaba recostarme en el pasto con mi novia, acariciarle el rostro, acomodarle el pelo, darle un beso en la mejilla, necesitaba un abrazo de ella en ese momento, pero estaba a miles de kilómetros de distancia, y resultaba complicado comunicarme desde ese remoto lugar. Mañana con la luz del sol, todo tomará claridad, y dejaré de sufrir este mal trago.

13.00 Hs.
Pasaron cinco horas desde que desperté, el viaje en Jeep y lancha hasta la nueva comunidad fue un calvario.
Cuando cruzamos el río nos recibió Abel, el cacique de Sinchi Warmi, que quiere decir algo así como “Mujer Fuerte”, inicialmente tuvimos que esperar dos horas al nuevo transporte, mientras tanto mi cabeza giraba, estaba de mal humor y me sentía pesimamente, aún quedaban resabios de la mala noche, del mal viaje. Aproveche para tirarme en una piedra y descansar un poco más. después del reposo me sentía esplendido, aún estoy sorprendido por el cambio.
Mi relación con Abel no comenzó del todo bien, tuvimos una discusión por los distintos problemas en el trayecto y la espera, pero en cuanto llego el transporte, le comenté acerca de mi noche, y pudo entender perfectamente, además él tenía otra preocupación, estaba intentando consolar a las niñas porque las había picado un bicho, y estaban a punto de fallecer, no se como esperaban salir de la selva sin una picadura.
Como les decía, no tuve una buena experiencia, no hubo alucinaciones, no tuve una visión, no me compenetre con la selva, no vi los sonidos ante mis ojos, solo recuerdo el mareo, los vómitos, las ganas de cagar y mear, la imposibilidad de moverme en la cama. Ahora estoy espléndido, si bien no tuve una visión concreta, creo que ahora tengo la cabeza más clara, y realmente me siento bien, como hace mucho tiempo no me sentía.
Me queda más de la mitad del viaje por Ecuador, y creo que a fin de cuentas sí tuve una visión, haberme sentido tan mal anoche en la selva, y refugiarme en los recuerdos me “salvo” de todo malestar, de un modo tan simple y práctico, esa fue mi revelación.

Día nueve:
Ya pasaron dos días desde que deje la selva, los cinco días que permanecí en Sinchi Warmi, fueron asombrosos, pude explorar más la jungla, me hice amigo de Abel, viví como un Quichua más, me levantaba con ellos, hacía sus tareas, y ellos estaban muy predispuestos a enseñarme sus costumbres.
La segunda comunidad se encontraba un poco más aggiornada al mundo actual, las diferencias entre mi estilo de vida y la de ellos claramente existían, pero no resultaban tan grandes como con los integrantes de la otra.
Los días siguientes fueron asombrosos, me sentí maravillosamente, el Shaman de Sinchi Warmi, me explicó que el ayahuasca tiene vida propia cuando ingresa al organismo, y que ella eligió limpiarme, purificarme, y que justamente esa limpieza fue mi visión, conectarme con mis sentimientos, recuerdos y que estos me salven de una mala noche, y vaya a saber de que otra cosa más.
Sigo el viaje, sigo aprendiendo, sigo viviendo, sigo disfrutando, sigo creciendo, sigo, sigo, sigo.
M.A. 17/11/2015.

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