martes, 24 de noviembre de 2015

¿Por qué compre una biblia?

      Regrese de trabajar extenuado, hace meses que vengo con problemas laborales, demasiada presión sobre mis espaldas, siento angustia y ansiedad.
     Las responsabilidades han excedido mi límite de tolerancia. Si lo tuviera que graficar con una imagen diría que me encuentro en una cápsula de vidrio, en una sintonía distinta a la de los demás. Por las noches es lo más tremendo, la oscuridad nubla la visión, todos duermen, y empiezo a caer en callejones sin salida. Claro que la salida siempre existe, pero la negrura me impide verla.
      Por momentos deseo tomarme un ansiolítico y dormir unas ocho horas corridas, hace meses que no duermo tanto. Deje de fumar marihuana, lo hacía a menudo, pero estoy tan nervioso que me da temor pitar y que mi cabeza se vuele por completo. Escribir me calma, es una descarga que baja la ansiedad.
      Así que aquí estoy, recién llegado de mis tareas laborales, las que fueron interminables en el día de hoy, sumamente cansado, pero se que si me acuesto no pego un ojo, una situación de mierda, igual aún es temprano, así que puedo escribir un poco más antes de intentar dormir, me gustaría tomarme un whisky, pero de adolescente me agarre una borrachera tremenda y quede asqueado.
      Fue en la fiesta en lo de un compañero de la secundaria, empecé con un vaso, luego otro, hasta que empine la botella por completo, fue mi primer curda, y tengo recuerdos patentes de ciertas partes, e ignorancia absoluta de otras.
     Según me contaron termine en una bañadera llena de agua y hielo, porque no reaccionaba, a la mañana siguiente me levante sin entender absolutamente nada de lo sucedido, y mi cabeza daba vueltas en la habitación. Baje la escalera, y me esperaba un platos de ravioles a la boloñesa espectaculares. Ni bien sentí el aroma llegaron con las arcadas, y luego me encerré en el baño por una hora con la cabeza enterrada en el inodoro.
      Nunca volví a tener una borrachera a ese nivel, y nunca más probé el whisky, eso es lo que más lamento, el rito de tomar whisky me resulta genial, el vaso, el ruido del whisky derramándose en los hielos, beberlo de sorbos, disfrutando cada instante, es algo mágico, pero no lo puedo ni siquiera oler.
      Así que ni porro ni whisky por el momento, una copa de vino no vendría mal.

      Listo, acabo de descorchar un malbec, puede suplantar perfectamente al whisky.
      Ayer me paso algo muy loco, compre una biblia, soy ateo, pero sin embargo sentí el impulso.
     Había llegado de trabajar, casi en el mismo estado en el que lo hice hoy, y en la puerta de mi hogar, me detuvo un tipo alto, pelo negro ensortijado, piel blanca pálida, parecía que no tenía sangre corriendo en sus venas, y con una voz suave y buena dicción, me preguntó:
  • Señor ¿sabe qué esta por llegar el fin del mundo?
  • ¿Y qué música hacen? ¿Tiene entradas?
  • No, no, entendió mal, el fin del mundo, el acabose, el apocalipsis.
  • Ahhh y ¿Cómo es eso?
  • Bueno usted sabe, vendrán el demonio, junto con los jinetes, Dios y sus ángeles, y se llevará a cabo el juicio final. ¿De qué lado piensa estar?
  • Soy abogado, así que no me molestaría defender al acusado ¿Qué le están imputando?
  • Mire me parece que sigue sin entender, Ud. Será juzgado por sus acciones, y podrá estar del lado del bien o del mal.
  • Estoy teniendo muchos problemas ultimamente, y ahora me dice que alguien habrá de juzgarme ¿De qué acciones habla?
  • A lo largo de toda su vida habrá hecho cosas buenas y malas, las buenas las debe llevar con orgullo, y arrepentirse de las malas.
  • Mire no se si Ud. sabe, pero existe un instituto en derecho que se llama “prescripción”, significa la pérdida o adquisición de un derecho por el paso del tiempo, calculo que muchas de las cosas malas que he hecho, y que obviamente existen, se encuentran prescriptas.
     En ese momento me miro con cara de desconcierto, no sabía si le estaba tomando el pelo o le hablaba en serio.
  • A los ojos de Dios nada prescribe, el tiempo no existe para Dios, Él es eterno.
  • Ud. me esta diciendo que Dios vendrá a imponerme un castigo por lo que hice cuando era adolescente.
  • Exacto, siempre y cuando no se haya arrepentido.
  • Y ¿cómo hago eso?
  • Pues convenciéndose.
  • ¿Qué se viene el apocalipsis? O ¿Qué estoy arrepentido?
  • De ambas cosas.
  • Y ¿Cuando sería este juicio? ¿Tengo tiempo de preparar mi defensa?
  • Ya es hora.
  • Son las siete, al menos deme 30 minutos para hacer un resumen de los hechos.
  • No importa cuanto tiempo falte, ya le dije que para Dios el tiempo no existe, lo único que importa es que Ud. este arrepentido.
  • Bueno lo estoy, o eso creo. 
      A esta altura de la conversación, después de haber lidiado todo el día con la ejecución de un contrato leonino, esta charla me resultaba frugal, me parecía interesante la idea de defenderme de todas mis acciones en un único juicio, ahorrariamos mucho tiempo.
  • Para estar convencido Ud. tiene que rezar mucho, y estudiar esta biblia, es lo único que lo puede salvar.
  • Soy ateo, no rezo.
  • De eso tendrá que arrepentirse.
  • ¿Es un pecado?
  • Claro, desconocer a Dios es el peor de los pecados.
  • Y ¿Cuál es el castigo por ese pecado?
  • Bueno el único que lo sabe es Dios.
  • Dios es el que desconoce la existencia del tiempo ¿no es cierto?
  • No la desconoce, solamente que para Él el tiempo no resulta ser una limitación.
  • Ahhh entiendo.
  • ¿Entiende?
  • Eso creo, y ¿Qué lo trajo por aquí?
  • El deseo de salvarlo.
  • Que afortunado que me siento, bueno inicialmente, tendríamos que lograr que la Cámara de Apelaciones revoque las sentencia de primera instancia en el juicio “Perez C/ Romero”, coincidirá conmigo que es una sentencia muy injusta.
  • La única sentencia que importa es la que dicte Dios, en el final de los tiempos.
  • ¿Cómo es eso del final de los tiempos? No era que el tiempo no resultaba ser una limitación.
  • Creo, francamente que Ud. es un caso perdido.
  • No me diga eso, no tuve un buen día, a ver deme la biblia.
  • Son cincuenta pesos.
  • Pensé que venía a salvarme.
  • Todo tiene un precio.
  • Tiene razón, tome, gracias, espero verlo pronto.
  • Adiós.
  • No, a Ud. 

    Nuevamente me miró con cara de desconcierto y se marchó.
         Aún hoy no entiendo por qué compre la biblia, si para sacarme al tipo de encima o porque creí que realmente me serviría de algo leer algún pasaje, que podría encontrar mi salvación en ella, no hablo de la salvación en el apocalipsis, hablo de la salvación mundana, de vivir mejor.
       Entré a mi casa, tomé una ducha, comí algo, abrí una botella de malbec, y justo antes de acostarme me acordé de la biblia.
M.A. 24/11/2015.

4 comentarios:

  1. Excelente Martin !! Abrir ventanas con la escritura es un vínculo precioso con los demás .
    Muy bien escrito , divertido ameno y profundo . Es verdad que lo escrito cierra en el lector .
    Felicitaciones

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  2. Que lindas palabras Hugo! muchas gracias! Cuando tengas tiempo y ganas leete algún otro! Igual ire posteando en facebook otras cositas!

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  3. Jajajaja quién no ha buscado esa respuesta en el gran libro. Me sorprende ja

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  4. Muy bueno joe! Espero que encuentres tu salvación en Colombia jajaja un abrazo!
    Lucas (pach)

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